Los resultados electorales del Distrito Federal son
relativamente sorprendentes. Tanto por los niveles de participación como por
las expresiones del voto. La semana anterior, le comentamos que las encuestas
previas a los comicios anunciaban el triunfo de la coalición PRD-PT-MC. No
obstante, los números finales, como hoy es claro, difieren de los cálculos de
los encuestadores.
Según el último censo de población, el DF suma 8 millones
851 mil 58 personas. El Instituto Electoral del DF dice que el número de
electores es de 7 millones 226 mil 339. De ese total, en la jornada del pasado
domingo, votamos 4 millones 760 mil 367 personas. Es decir, en cifras redondas,
el 66 por ciento del total; un alto porcentaje de votación (a nivel nacional
fue de 63 por ciento y ha sido el porcentaje más alto que se ha verificado).
El candidato a jefe de gobierno por la coalición PRD-PT-MC,
Miguel Ángel Mancera, obtuvo poco más de 3 millones del total de votos que se
emitieron, lo que representa el 64 por ciento del total. Es el porcentaje más
alto logrado en los procesos electorales del DF, desde que se realizaron
elecciones en 1997. Su más cercana competidora, la abanderada del PRI-PVEM,
Beatriz Paredes Rangel, apenas alcanzó los 20 puntos porcentuales. Una
diferencia de 44 puntos.
Los resultados en las 16 delegaciones políticas también son favorables a la coalición del PRD-PT-MC. Salvo en las demarcaciones Cuajimalpa y Benito Juárez, la coalición izquierdista obtuvo las jefaturas en el resto.
Los resultados en las 16 delegaciones políticas también son favorables a la coalición del PRD-PT-MC. Salvo la delegación Cuajimalpa, donde por poco más de mil votos, obtuvo el triunfo el candidato del PRI-PVEM (33,790 contra 32,695), en el resto, la coalición izquierdista obtuvo las jefaturas delegacionales.
Incluso en las dos delegaciones que perdió, los resultados estuvieron muy cerrados: en Cuajimalpa el PRI-PVEM obtuvo el triunfo por una diferencia de mil votos (33,790 contra 32,695) y en Benito Juárez el PAN conservó la titularidad por una diferencia de 498 votos.
En lo que concierne a los diputados locales, el PRD
también obtuvo casi la totalidad. La Asamblea Legislativa se integra por 40
diputados electos según el principio de mayoritaria relativa y 26 diputados electos
según el principio de representación proporcional (artículo 37 del Estatuto de Gobierno del DF). En total
66 asambleístas.
La votación de los diputados locales es de acuerdo a los 40 distritos
electorales uninominales del DF. Las cifras disponibles señalan que todos los
distritos, salvo el XIV y el XX que ganó el PAN, los 38 distritos restantes se
los adjudicó el PRD. Una cantidad suficiente para alcanzar la mayoría en la
Asamblea. El PAN solamente obtuvo cinco distritos más de representación
proporcional.
En resumidas cuentas, el porcentaje de votación en la jefatura de
gobierno, las delegaciones y los distritos son apabullantes y le otorgan
mayoría absoluta al PRD en el DF. Los números contrastan con los de las
elección federal. Pero en una y en otras, aunque las tendencias se habían
previsto, la mayoría de encuestas no se aproximaron al resultado final. La
confiabilidad de las encuestas y los ejercicios estadísticos se han puesto en
duda y es necesario que los responsables de las encuestas ofrezcan una
explicación detallada.
Lo cierto es que para los resultados finales en el DF, las argumentaciones
han comenzado a explorar una mezcla del perfil del ganador, una cierta
evaluación de la actual administración, el manejo de medios, los programas de
gobierno en marcha, las preferencias y rasgos de los capitalinos, el papel
desempeñado por las oponentes, entre otros elementos.
La elección en el DF todavía no se califica oficialmente, pero
seguramente en breve lo estará en el sentido que muestran las cifras de
votación. Si es el caso, los diputados locales tomarán posesión en septiembre
próximo, los jefes delegacionales el 1 de octubre y el jefe de gobierno el 5 de
diciembre.
La responsabilidad de la próxima administración capitalina es
proporcional al volumen de votación que logró y las preferencias que alcanzó.
Sobre todo porque, prácticamente, no tiene contrapesos en la Asamblea ni en las
jefaturas delegacionales, pero sí un nuevo interlocutor en el gobierno federal.
Lo elemental será evitar la tentación de las decisiones verticales y la
obsesión por el control.
(Publicado en Campus Milenio No. 469. Julio 5, 2012)
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