El actual presidente de Perú,
Ollanta Humala Tasso, cumple un año en funciones este 28 de julio. También llegó
la hora para algunos de los compromisos y propuestas que formuló en su búsqueda
por la presidencia. Uno de ellos había sido la creación de un nuevo ministerio
para la ciencia y la tecnología. El mes anterior resolvió que solamente
cambiaría la ubicación de su actual instancia en el organigrama gubernamental.
Las propuestas que formuló
Ollanta Humala en campaña fueron relativamente controvertidas. Al menos las de
su programa de gobierno inicial, con el cual compitió en la primera vuelta
electoral, incluía medidas para modificar la Constitución Política y sobre medios.
Un programa juzgado como estatizante e intervencionista.
Sin embargo, para la segunda
vuelta y por las coaliciones que realizó, el ahora presidente suscribió un
tercer programa, denominado “Lineamientos centrales de
política económica y social para un gobierno de concertación nacional”. En el
entonces nuevo documento (disponible en la página web presidencial), desaparecieron las medidas polémicas e incluyó variadas
acciones agrupadas en siete áreas.
En lo que concierne a la
actividad científica y tecnológica, como lo consignó oportunamente la Red de
Ciencia y Desarrollo (scidev.net), el ahora presidente peruano también prometió
crear el ministerio correspondiente y llevar el presupuesto del actual 0.1 por ciento del PIB a por lo menos 0.7
por ciento para el final de su periodo.
No obstante,
como recientemente lo señaló la misma Red, los integrantes de la propia comunidad
académica peruana no lograron ponerse de acuerdo en las características que
debía tener el nuevo ministerio. En tal circunstancia, en noviembre del año
pasado, el mandatario peruano resolvió nombrar una comisión de expertos para formular
un plan estratégico de políticas públicas para el
sector.
A través de
un decreto del 20 de octubre de 2011 se creó la “Comisión
Consultiva para Ciencia, Tecnología e Innovación”, dependiente del ministerio
de educación. Dicha comisión, según estableció el mismo decreto, estaría
integrada por seis miembros y debía entregar su informe en enero de este año.
(Por cierto, uno de los integrantes fue Francisco Sagasti, uno de los expertos
peruanos en políticas científicas y tecnológicas).
El informe de la comisión (“Nueva política e institucionalidad para dinamizar la
CTI peruana”), en medio centenar de páginas, destaca un diagnóstico crudo y
establecen los lineamientos de política que se podrían adoptar, las áreas
prioritarias de investigación en las que debieran concentrarse y los
instrumentos de cada una.
En el diagnóstico, relativamente
breve y somero, se pone de relieve el escaso nivel, relevancia y peso de la ciencia
peruana, así como la exigua inversión que recibe, “una de las más bajas del
mundo (0.1 del PIB). En la parte de propuestas, recupera la idea de llevar el
nivel del financiamiento al 0.7 del PIB para el 2016.
Quizás entre los lineamientos
más sobresalientes del informe, están cuatro alternativas para modificar la
institucionalidad y gobernanza del sistema de CTI. La comisión, sin embargo,
optó por sugerir la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación. O bien, sucesivamente, la creación de una Secretaría
Técnica de Ciencia, Tecnología e Innovación en la Presidencia del Consejo de
Ministros.
El gobierno de Humala se inclinó, más o menos, por la
segunda alternativa. Un decreto del 16 de junio, trasladó de lugar al ya
existente Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica; lo
pasó del Ministerio de Educación a la Presidencia del Consejo de Ministros (Una
especie de Secretaría de Gobernación).
Es de notar el camino que tomó el gobierno peruano en lo
concerniente a la institucionalidad de su sistema científico y tecnológico: la
misma estructura, pero más cerca de la toma de decisiones. Sobre todo es notable
considerando la fragilidad y el papel marginal que desempeña su sistema. Aunque,
quizás, esas mismas características son parte de la explicación. Otro parte son
el resto de compromisos presidenciales que se asumieron, las presiones por
resolver otras áreas en un contexto de recursos escasos y el asunto de la
eficacia.
(Publicado en Campus Milenio No. 471. Julio 19, 2012)
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