viernes, 27 de junio de 2014


Los números de América del Sur

Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES

A diferencia de los números del fútbol, los indicadores de las actividades científicas y tecnológicas son parsimoniosos y menos sorpresivos. En la primera fase de la Copa Mundial de la FIFA 2014, una de las grandes sorpresas fue el bajo desempeño de estrellas del fútbol y de algunos de los grandes equipos europeos, notablemente de los seleccionados de España y Francia. En contraste, llamaron la atención los resultados de las selecciones sudamericanas de Chile y Colombia; también de Costa Rica y México.

Ahora viene la segunda fase del torneo de fútbol, un mayor nivel de competencia, otro tanto de azar, pero una mayor decantación de los equipos y resultados que seguramente ya no serán tan inciertos. Ahora se asemejarán más, en cierto nivel comparativo, con las tendencias de los indicadores de ciencia y tecnología. Cifras más predecibles.

Tal vez, estimado lector, recordará que hace quince días, en este mismo lugar, a propósito de la ceremonia inaugural de la competencia futbolística, anotamos que logros y rezagos de Brasil estaría altamente expuestos. Efectivamente, en la víspera del inicio de la competencia futbolística, la prestigiosa revista Nature dedicó un número especial al panorama de la ciencia en América del Sur (doi:10.1038/510188a). No incluye América Central y tampoco a México.

La idea, indicó la revista, fue destacar algunas de las historias de éxito de la región, pero también sus mayores retos. En las primeras, destaca el rápido desarrollo y creciente interés del caso chileno por la astronomía. Un desarrollo que apenas comenzó hace tres décadas, con un involucramiento casi personal, como suele ocurrir con el florecimiento de algunas disciplinas, pero que ahora tiene un grupo importante de recursos humanos y un amplio respaldo gubernamental.

Otro caso es el papel de la Fundación de Apoyo a la Investigación de Sao Paulo (FAPESP). En buena medida responsable de los grandes números de ese estado brasileño, el más próspero y el de mayores y mejores indicadores de ese país. En Sao Paulo se publican más de la mitad del total de artículos científicos de todo Brasil.

El año pasado, se indica en la revista, la FAPESP invirtió 512 millones de dólares en financiamiento científico. Nada menos, un volumen casi equiparable al presupuesto total del organismo federal del sector (el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico, CNPq,  que destinó 650 millones de dólares). Alrededor del 37 por ciento del financiamiento de la FAPESP es para investigación básica.

También se mencionan logros agrícolas de Colombia, particularmente los convenios de colaboración con el Centro Internacional de Agricultura Tropical. Igualmente se anotan los esfuerzos de Argentina, en condiciones adversas y presupuestos limitados, en áreas de conocimiento como la biología molecular.

En lo que se refiere a los retos, la referencia son los recursos financieros, la productividad y las actividades colaborativas. En cuanto al volumen de gasto, Brasil es el único país de la región latinoamericana que destina más del uno por ciento del PIB a investigación y desarrollo experimental. De hecho, la inversión del país sudamericano es casi el triple de los recursos que destina México.

Brasil también es, en la región sudamericana, la nación con el mayor número de artículos publicados en Scopus; su producción se ha quintuplicado en los últimos 20 años. En el 2013 sumaba poco más de 46 mil artículos, casi dos tercios del total de la región en esa base de datos. Pero si en lugar de considerar el volumen total, la comparación es per capita, las cifras de artículos publicados son relativamente similares a las de Argentina, Uruguay y Chile.

Perú, con poco más de un millar de artículos en Scopus, es el país con la producción más modesta. Sin embargo, destaca Nature, casi tres cuartas partes del total de sus artículos son en coautoría con científicos de otros países, por lo que se ha incrementado de forma importante su factor de impacto, principalmente en el campo de la prevención del VIH, tuberculosis y lupus. Por el contrario, Brasil es el de menor coautoría, con menos de un cuarto de su producción total.

Las cifras son múltiples y muy variadas. De hecho, como ya se ha hecho notar en ocasiones anteriores, la producción científica de la región puede estar subestimada, por las bases de datos que se utilizan para los cálculos. Sin embargo, las tendencias, como en la final de la Copa Mundial, no variarán de forma significativa. ¿O sí?

(Publicado en Campus Milenio No. 565. Junio 27, 2014, p.4)

 

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