viernes, 6 de junio de 2014


PECITI 2014-2018: ¿laberinto de las normas o desinterés?

 
Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES

Ni en abril como debió ser, ni en mayo como cabría esperar, se publicó el Programa Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación 2014 – 2018 (PECITI). Incluso han transcurrido los primeros días de junio y sigue sin aparecer oficialmente.

Algunos dicen que la publicación del PECITI, en tiempo y forma, no tiene mayor importancia, puesto que casi desde el primer día de ejercicio de la administración se establecieron compromisos y se pusieron manos a la obra para lograrlos.

Y sí, quedó registrado el compromiso de alcanzar el uno por ciento, respecto al PIB, de inversión en investigación y desarrollo experimental, así como algunas acciones para expandir y fortalecer capacidades, como las Cátedras Conacyt para jóvenes investigadores.

Entonces, ¿carece de relevancia el PECITI? No. El programa es la expresión desagregada de anticipación de resultados y una forma de rendir cuentas, no solamente una disposición legal de un vetusto sistema de planeación democrática que, ni antes ni ahora, parece funcionar para las tareas de gobierno y para marcar el rumbo del desarrollo del país.

Los programas, sectoriales, regionales, institucionales o especiales, concentran los objetivos, estrategias, acciones y metas que se propone alcanzar el gobierno en turno. Pero, cada vez más, con la incorporación de metas cuantitativas e indicadores claros, permiten valorar la viabilidad de las acciones y exigir resultados.

En el caso de los programas especiales, como el PECITI, se supone que lo son porque se refieren a prioridades de desarrollo nacional contenidas en un plan y también, aunque habrá una sola entidad coordinadora, porque sus actividades están relacionadas con varias dependencias gubernamentales. Los programas sectoriales nada más se refieren a una sola área de la administración, como educación, salud energía o desarrollo social, aunque puedan tener relación con otras dependencias.

Lo notable es que, como corresponde, los programas sectoriales fueron publicados en diciembre del año pasado; los programas especiales, según los lineamientos de la Secretaría de Hacienda, debieron publicarse a más tardar el último día del mes de abril. Sin embargo, no todos aparecieron en la fecha prevista.

En el Plan Nacional de Desarrollo se plantearon una decena de programas especiales: Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable; de Cambio Climático; de Cultura y Arte; de Cultura Física y Deporte; de los Pueblos Indígenas; de Migración; de Producción y Consumo Sustentable; para Democratizar la Productividad; y de Ciencia, Tecnología e Innovación. Solamente el último no se ha publicado.

En su momento, en este mismo espacio, señalamos que seguramente la demora en la publicación se debía al complicado y jerarquizado esquema de organización para aprobar el programa, dado que la autorización dependía del Consejo General de Investigación Científica, Desarrollo Tecnológico e Innovación (CGICDTI), el máximo órgano de gobierno y de política del sector. El Consejo es presidido por el ejecutivo federal y participan los titulares de las secretarías que tienen más relación con la ciencia y la tecnología, pero muy rara vez se reúnen.

No obstante, el pasado 20 de mayo, a propósito de la aprobación de las reformas a la leyes de ciencia y tecnología, educación y Conacyt, en materia de acceso abierto a la producción científica, se reunió el CGICDTI y aprobó el PECITI.

Las reformas legales sobre acceso abierto fueron publicadas el mismo día en el Diario Oficial de la Federación y la mayor parte de los asistentes, incluyendo a los titulares del sector, indicaron que al día siguiente, como debía ser, sería publicado el PCITI. No fue así.

Al parecer no se trata de que el documento esté inacabo. Una versión preliminar del PECITI, de cerca de un centenar de páginas, fue remitida el 14 de abril a la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofemer), esa instancia creada en el año 2000 para promover la política de mejora regulatoria, para que dictaminase si el Programa estaba exento o no de una manifestación de impacto regulatorio. La Cofemer lo dictaminó al día siguiente.

Si el PECITI ha sorteado las dificultades para que se reuniera el Consejo General, el mayor obstáculo para su aprobación, y no se presenta oficialmente, a pesar de que cumplió las reglas para su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Entonces, tal parece que el programa ni es tan especial, tampoco muy intersectorial y menos ligado al desarrollo nacional. ¿Seguimos improvisando?

(Publicado en Campus Milenio No. 562. Junio 6, 2014, p.4)

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