El diputado Bernardo Quezada y los San Lázaro papers
Alejandro
Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter:
@canalesa99
En octubre de
2015, cuando los diputados acordaron finalmente la distribución de comisiones,
comentamos aquí mismo la integración y titularidad de esas instancias (Campus Milenio No. 629). En particular,
enfatizamos la presidencia de la comisión de ciencia y tecnología, asignada a José
Bernardo Quezada Salas, integrante del Partido Nueva Alianza (Panal).
Recientemente, el
diputado Quezada cobró gran notoriedad pública, aunque desafortunadamente no
fue por sus propuestas como presidente de comisión, ni siquiera por representar
las posiciones de su partido y mucho menos por sus intervenciones en tribuna.
Lo fue por los peores motivos: la compra de lujosos departamentos en Miami, Florida.
Según reportaje
de Nicholas Nehamas y Tim Johnson para el diario estadounidense Miami Herald del pasado 15 de abril, el
ahora diputado Quezada y algunos de sus familiares, entre 2004 y 2008, gastaron
8.8 millones de dólares en la compra de 11 condominios lujosos en aquella
ciudad norteamericana (www.miamiherald.com).
Al parecer, el
reportaje del Miami Herald forma
parte de la serie dedicada a tratar de documentar el flujo de fondos dudosos
que, provenientes del exterior, han impulsado el mercado inmobiliario en el sur
de Florida. Una idea alentada por la reciente filtracion de los archivos del
despacho panameño Mossack Fonseca que ha puesto al descubierto millones de
documentos de transacciones financieras cuestionables de todo el mundo,
conocidos como los Panama Papers.
Aunque, el
diputado de Nueva Alianza y su parentela no establecieron negociaciones con el
despacho Mossack fonseca, porque como se especifica en el reportaje del diario
estadounidense: “Quezada Salas y sus familiares no aparecen en los Panama Papers y sus transacciones no
involucran cuentas offshore”.
El reportaje de Miami Herald fue difundido en México por
el periódico Reforma el pasado 17 de
abril y lo sorprendente es que el diputado Quezada, su esposa y dos cuñados,
gastaron en un solo día 6.3 millones de dólares. Todavía más porque el sueldo
de Bernardo Quezada en el periodo de referencia, como dirigente de la sección
60 del SNTE, la que agrupa a los trabajadores del Poli, era de aproximadamente 30 mil pesos mensuales.
Al parecer el
asunto es más complicado o más pedestre de lo que parece porque, como lo señaló
Reforma, el enriquecimiento del
diputado y sus familiares provino, en su momento, de su papel como secretario
de créditos del SNTE. Una posición que le permitió alentar la creación de una
empresa prestamista, a nombre de sus familiares (www.etesa.com.mx).
Etesa, como
otras empresas más, se dedicaron a otorgar préstamos a profesores que a la
postre se volvieron impagables. En el 2013 el gobierno rescató la cartera de
deuda a través de Bansefi con un costo de más mil millones de pesos, lo que se
conoció como el Profeproa. El diputado ha dicho que aclarará la compra de los
departamentos de Miami. No obstante, lo cierto es que cuatro días después, el
legislador sigue sin aclarar absolutamente nada.
Seguramente,
como tantos otros casos de legisladores y gobernantes, habrá una argucia legal
que ofrecerá una farragosa e inconcebible explicación, pero que exonerará de
culpa al diputado Quezada. Sin embargo, independientemente de cómo se resuelva
el asunto, resaltan varios aspectos.
En primer lugar,
el problema se conoció por la prensa, extranjera y local; ninguna institución o
dispositivo nacional, dedicado a la transparencia, fiscalización o a la
rendición de cuentas parece haberse percatado de la situación previamente. Y si
lo hizo, como ya parece ser costumbre o asunto cultural, no tuvo ninguna
consecuencia. Verdaderamente muy preocupante.
En segundo lugar,
también llama la atención las negociaciones en San Lázaro para decidir la
titularidad de comisiones. El diputado Quezada es presidente de la comisión de ciencia
y tecnología, fundada en el avance del conocimiento, en el bien común y en el
progreso. Él mismo es diputado por representación proporcional. En realidad, no
importa cuál comisión sea, se supone que todos los legisladores debieran
conducirse con la debida responsabilidad, decoro y honestidad. Aunque, sí, tal
vez es mucho pedir.
En tercer lugar,
Nueva Alianza preside la comisión de ciencia y tecnología desde la LX
legislatura. Esto es, desde hace una década y al año de fundarse como partido
ocupa esa posición. La primera en conducir la comisión fue la profesora Silvia
Luna; siguió en la titularidad Reyes Taméz Guerra, el que fuera secretario de
Educación con Vicente Fox y luego coordinador parlamentario del Panal; en la
anterior legislatura la presidió Rubén Benjamín Félix, también del Panal; y
ahora el famoso diputado Quezada.
Ya va siendo tiempo
de rendir cuentas y de publicitar los documentos y acuerdos de San Lázaro.
(Publicado en Campus Milenio No. 653 Abril 21,
2016, p.5)
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