Alejandro Canales
UNAM–IISUE /PUEES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 842.
Marzo 19, 2020. Pág. 4)
Las
situaciones críticas nacionales muestran la fortaleza o languidez de líderes e
instituciones. En esas circunstancias son inocultables sus rasgos y la
capacidad de respuesta, porque inevitablemente habrá consecuencias y estarán expuestas
al escrutinio público.
Desde hace más
de un mes, en este Acelerador de
Partículas, cuando el actual coronavirus todavía no era nombrado como
Covid-19 pero ya había causado alarma en China y especialmente en Wuhan,
destacamos la relevancia de los organismos especializados, el papel del
conocimiento científico y el apocamiento de algunas entidades (Campus Milenio No. 836).
A partir del 7
de marzo, cuando el número de casos confirmados de Covid-19 en todo el mundo
superó la cifra de los 100 mil, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo
un llamado a todas las naciones para controlar y frenar la propagación del
virus.
La OMS también
hizo notar que ningún gobierno debía permitir una propagación incontrolada, no
solamente por el grave daño que le causaría a su población, sino también por el
inevitable efecto que tendría en otros países (Declaración
OMS. 07.03.2020).
En el caso de México, lo registramos desde
hace más de un mes, el gobierno federal lanzó una campaña de información sobre
el virus y emitió un Comunicado Técnico Diario sobre el brote infeccioso. Todavía
el pasado 12 de marzo, el gobierno mexicano decía que permanecía en la fase uno
del protocolo de la OMS porque solamente se habían confirmado 12 casos de
Covid-19 y todos eran de importación.
Sin embargo,
la infección comenzó a expandirse rápidamente. El Comunicado Técnico Diario de
la Secretaría de Salud del 15 de marzo publicó que ya eran 53 los casos y el
comunicado del día siguiente mencionó que ya se habían confirmado 82 casos de
Covid-19. Además, para el 16 de marzo, las personas infectadas ya se
distribuían en buena parte del territorio nacional, solamente tres entidades
federativas no tenían reportada a ninguna persona, otras trece entidades tenían
171 casos sospechosos y las 82 personas confirmadas ya estaban en el resto de
estados.
Lo ocurrido en
China, Italia y España habían mostrado que el Covid-19 era y es un virus
altamente contagioso. Más o menos el número de personas contagiadas se duplica
entre 2 y 3.5 días; el virus tiene un periodo de incubación de entre 5 y 14
días.
Un muy breve y
altamente recomendable texto de Moisés Santillan urge a la acción sobre el
coronavirus. Apareció este lunes 16 de marzo en la página electrónica de la
revista “Avance y Perspectiva”, medio de divulgación del Cinvestav, en el cual explica
que si se considera el desfase de alrededor de diez días entre que una persona
es contagiosa y el momento en el que se le diagnóstica, “en realidad refleja el
número de personas contagiosas que había 10 días atrás”. En su opinión, desde
el comienzo de esta semana ya deberíamos estar en la fase 3 del protocolo de la
OMS, lo cual implica permanecer en cuarentena.
En las
actuales circunstancias, ha circulado información altamente confiable, pero
también se ha diseminado profusamente otra que es contradictoria y falsa. Son
varias las lecciones que podríamos aprovechar. En primer lugar, la importancia
de los datos validados, duros y oportunos, tanto como su manejo escrupuloso y
de máxima publicidad para ofrecer confianza y certeza a la población.
En segundo
lugar, las recientes experiencias de China y Europa, indicaron claramente cómo
no proceder, como subestimar su velocidad de contagio. No obstante, parece que
nos empeñamos en replicar los errores. La globalización permite el flujo de
personas, la inmediatez de la información y, más importante, también propicia
la cooperación. ¿Por qué ignorarlas?
En tercer
lugar, muestra que en situaciones críticas, los tomadores de decisión no pueden
prescindir del conocimiento técnico y científico, tampoco subestimar el
funcionamiento de sus instituciones. El mismo presidente López Obrador (AMLO)
coincidió en que “todos debemos ajustarnos a la opinión científica”
(13.03.2020). Tal vez a la hora de distribuir el presupuesto público para las
universidades, los centros e institutos nacionales se vean como una piedra
atada a la bolsa de los recursos financieros, pero ahora consta que más costoso
resultará asfixiarlos presupuestalmente o de plano eliminarlos.
Finalmente, una
variable como el Covid-19 es la oportunidad de ver en movimiento la
colaboración de la sociedad, tanto como la organización y funcionamiento de un
gobierno. En este sentido, ha sido revelador que el manejo del Covid-19 ha sido
centralizado casi exclusivamente en una persona: Hugo López Gattel,
subsecretario del sector. Sí, el mismo que dijo que el contacto físico del
presidente con la población es una fuerza moral, no de contagio.
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