jueves, 29 de noviembre de 2012

¿CONTINUIDAD O FIN DE UN CICLO?



Esta semana concluye la administración de Felipe Calderón Hinojosa y, para efectos prácticos, con ella la docena de años que el Partido Acción Nacional (PAN) ocupó la titularidad del Poder Ejecutivo Federal. Nada menos: lo que llevamos del  siglo XXI.

Es probable que en la próxima administración no haya un cambio de políticas hacia el terreno de la ciencia y la tecnología. No lo hubo en la alternancia anterior, tampoco cuando inició este sexenio y tal vez no lo habrá ahora que retorna el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al gobierno federal.

Hoy, en el ámbito nacional las expectativas y el clima político y social son muy diferentes a lo que ocurría al iniciar el año 2000. Quizás por el cambio de centuria, las transiciones demográfica y política que en ese entonces estaban en marcha o porque el futuro se anunciaba prometedor, en los albores de este siglo se depositaron las más variadas expectativas.

Las actividades científicas y tecnológicas no fueron la excepción. Un ambicioso programa sectorial que propuso la administración de Vicente Fox contribuyeron a ampliar las expectativas. En el diagnóstico recuperó los problemas ya conocidos de insuficiencia, tamaño y concentración de recursos humanos y actividades científicas y tecnológicas, pero que agregó la necesidad de un mayor desarrollo tecnológico, ampliar la participación del sector privado y modificar el marco normativo.

En consecuencia, el programa sectorial propuso duplicar, triplicar e inclusive quintuplicar algunos de los indicadores entre el 2000 y el 2006. Por ejemplo, pasar de una inversión nacional en ciencia y tecnología de 0.60 por ciento respecto al PIB a otra de 1.5 por ciento; incrementar los miembros del SNI de 8 mil a 25 mil; pasar de 60 a 12 mil 500 las nuevas plazas para investigadores o de 12 mil 600 a 32 mil los becarios de Conacyt.

Los resultados en el 2006 son de sobra conocidos: los indicadores quedaron prácticamente a la mitad o menos de lo que se habia previsto. El entonces titular de Conacyt terminó enfrentado con parte de la comunidad científica y no concluyó su periodo. La meta que sí se cumplió fue la modificación normativa, pero preveía disposiciones que ya estaba presentes en la ley de 1999, como la orientación a la demanda. La alternancia no significó un cambio relevante a la política sectorial.

La administración de Felipe Calderón Hinojosa en su Plan Nacional de Desarrollo incluyó al sector en una página y reiteró el conocido diagnóstico de: necesidad de establecer políticas de Estado, articular el sistema, incrementar el financiamiento, fortalecer la infraestructura y descentralizar las actividades.

El programa sectorial, después de meses de demora en publicarse porque el Consejo General, presidido por el ejecutivo federal, no se reunía para aprobarlo, planteó una decena de metas. Por ejemplo, mejorar el índice de competividad (pasar de la posición 58 a la 30 en el Foro económico Mundial), incrementar el número de patentes de 576 a 796; o bien, incrementar el número de miembros del SNI de 12 mil a 19 mil 850, o el de doctores de 2 mil 112 a 3 mil 618. Nada nuevo.

Sin embargo, una vez más, los indicadores quedaron distantes de los propósitos anunciados. Además, Conacyt, prácticamente desde que comenzó el periodo 2006-2012, estuvo en un permanente ajuste y reajuste de los funcionarios que ocuparon las direcciones adjuntas. Incluso, igual que en la administración previa, aunque por otros motivos, el titular del Conacyt cambió en marzo del año pasado. Lo relevante es que la orientación del sistema tampoco se modificó en esta administración.

Actualmente, en el ámbito nacional y en todas las áreas, la situación es un tanto diferente a la que había al inicio de la década anterior. Los indicadores macro pueden ser estables e incluso promisorios, pero existe gran preocupación por la seguridad pública, el empleo y el entorno internacional. Las relaciones están crispadas entre algunos segmentos de la sociedad, así como entre éstas, el gobierno y algunas de las fuerzas políticas representadas en el Congreso.

Sí, las preocupaciones están en otra parte, no en el terreno de la ciencia y la tecnología. Lo comentamos aquí la semana pasada, en la reciente iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública no figuró la idea de crear una nueva secretaría para el sector. ¿Y el equipo de transición? Públicamente solamente se nombró responsable. Hasta ahí, nada más. Sí, parece que no habrá un nuevo ciclo de políticas, será más de lo mismo.

(Publicado en Campus Milenio, No. 488. Noviembre 29, 2012)

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