Alejandro Canales
UNAM-IISUE/SES
Twitter: @canalesa99
(Publicado en Campus Milenio No. 671. Septiembre 9,
2016. p. 5)
El diputado Bernardo Quezada Salas abandona su curul en San
Lázaro; no hay explicación ninguna y aparentemente tampoco mayor problema. El
legislador simplemente pidió licencia. El diputado presidía la comisión de
ciencia y pertenece a la fracción parlamentaria del Partido Nueva Alianza, el
partido político mejor conocido como Panal, fundado por Elba Esther Godillo
hace una década.
Los hechos son más o menos conocidos. Hace poco más de
cuatro meses, a mediados del pasado mes de abril, el periódico estadounidense Miami Herald, dio a conocer que el
diputado mexicano Bernardo Quezada Salas, tenía, junto con su esposa y dos
cuñados, 13 condominios con un valor de más de ocho millones de dólares en esa
ciudad norteamericana. En México, la noticia fue difundida por el periódico Reforma.
La información apareció en el contexto de las indagaciones sobre
inversionistas extranjeros en el sector de bienes inmuebles en Florida,
desatadas a raíz de las filtraciones de los llamados Panama Papers. Estos últimos se referían a los archivos confidenciales
de un despacho panameño de abogados que creaban empresas en paraísos fiscales.
El legislador mexicano no formaba parte de los archivos del
despacho, pero lo que llamó la atención de Miami
Herald es que la inversión de los más de ocho millones de dólares del
diputado y sus familiares se dio en un lapso de cuatro años y, además, en un
sólo día gastaron más de seis millones de dólares.
Al conocerse la noticia en México, Quezada Salas dijo que
aclararía todo lo concerniente a sus inversiones. Sin embargo, posteriormente, se
limitó a enviar una carta al diario Reforma
en la que destacó: "Todas las actividades empresariales que realizo y he
realizado, desde hace ya muchos años -incluida mi participación en la sociedad
que adquirió los departamentos señalados- han sido con recursos lícitos, a
través del sistema bancario y en términos de la legislación nacional e
internacional aplicables” (18.04.2016).
En su momento, Luis Alfredo Valles Mendoza, coordinador de
la fracción parlamentaria del Panal en San Lázaro, dijo que solicitarían a la
Procuraduría General de la República y a las autoridades financieras, una
investigación sobre las supuestas irregularidades del diputado Quezada Salas, a
fin de informar a la sociedad lo correspondiente (El Universal 19.04.2016).
Pero no, como se está haciendo costumbre, pasaron los días, los
meses y públicamente nada se informó. Ni aclaración, ni disculpas y mucho menos
sanción. Las actividades en San Lázaro, en el Sindicato, en el Panal, en la
comisión de ciencia y tecnología, no tuvieron mayor alteración; siguieron más o
menos por los mismos cauces. Aquí no pasó nada.
Ahora, después de cuatro meses, en las vísperas del informe
de gobierno y la apertura del nuevo periodo de sesiones, resulta que el
diputado Quezada Salas solicita licencia (Reforma
26.08.2016). Otra vez, sin aclarar ni explicar nada. Tampoco sin que la PGR o
las autoridades financieras, a la fecha, dijeran absolutamente nada.
Una escueta carta del diputado Quezada Salas, fechada el 24
de agosto y dirigida al presidente de la mesa directiva de la cámara de
diputados, invocando las normas aplicables, simplemente señala: “me permito
solicitar a partir de esta fecha, licencia por tiempo indefinido al ejercicio
del encargo de diputado federal”.
Lo sorprendente es la causa normativa que estableció Quezada
Salas para solicitar licencia. El reglamento del recinto legislativo prevé media
docena de causales para ejercer el derecho de separación del cargo. Por
ejemplo: por enfermedad; para desempeñar un cargo público; para ocupar un cargo
dentro de su partido político; y, desde luego, para desahogar trámites por
procesos judiciales. Pero no, no fue ninguna de las anteriores. El diputado
Quezada anotó el artículo 12, numeral 1, fracción III, donde se establece como
causal: “Postularse a otro cargo de elección popular...”. Así dice.
Por supuesto, la comisión permanente aprobó la licencia sin mayor
contratiempo. Así que probablemente veremos próximamente al diputado Quezada en
alguna otra competencia electoral. O tal vez no, quizás la causal solamente es
el resultado de esas negociaciones e intercambios entre fuerzas políticas que
permiten las salidas decorosas entre pares. Hoy por mí, el próximo escándalo por
ti.
Lo cierto es que nos estamos acostumbrando con pavorosa
indiferencia a las pequeñas o grandes anomalías de la vida pública. No importa
si es el empleado público de ventanilla que necesita un “incentivo” para hacer
lo que debe, un candidato a presidente municipal que recibe millones de pesos
para competir, el cinismo impune de gobernadores o los conflictos de interés y
el plagio académico del ejecutivo federal.
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